Me gusta viajar con cierta idea del itinerario a seguir (para no dejarnos nada importante), pero dejando espacio para la improvisación y, por supuesto, para los imprevistos. Y en este caso nuestro itinerario original cambió bastante sobre la marcha.
Este era nuestro itinerario original:
- Madrid – Tashkent (noche volando)
- Tashkent
- Tashkent – Samarcanda
- Samarcanda
- Samarcanda – Sharkhisabz
- Samarcanda – Bujara
- Bujara
- Bujara
- Bujara – Jiva
- Jiva
- Jiva – Moynaq – Yurtas en Ayaz Khala
- Vuelta a Tashkent
- Tashkent – Valle de Fergana
- Valle de Fergana – Tashkent
- Tashkent – Madrid
Y este fue el itinerario que acabamos haciendo:
- Madrid – Tashkent (noche volando)
- Tashkent
- Tashkent – Samarcanda
- Samarcanda
- Samarcanda -Bujara
- Bujara – Jiva (tren nocturno semanal)
- Jiva
- Jiva
- Jiva – Moynaq – Yurtas en Ayaz Khala
- Yurtas en Ayaz Khala – Bujara
- Bujara
- Bujara – Samarcanda
- Samarcanda – Sharkhisabz
- Samarcanda – Tashkent
- Tashkent – Madrid
Parece caótico y absurdo, y quizá sea un poco ambas cosas, pero nos enteramos de que había un tren nocturno entre Bujara y Jiva, un tren ¡que sólo pasa una vez a la semana los miércoles! Así que decidimos cogerlo y cambiar nuestros planes para evitar tener que recorrer dos veces la carretera infernal que une Bujara y Jiva. Así fuimos dosificando también la vuelta a Taskhent desde Moynak, que está donde Cristo perdió la chancla, ya que no queríamos coger aviones internos.
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